
En la noche iluminada
bajo la luz de la luna,
reconozco cual ninguna
el brillo de aquesa espada,
mas…la mirada extraviada
porta mi amigo Don Juan.
De seguro el muy truhán
veló por lance amatorio;
que es famoso Juan Tenorio
por tenorio,… y por don Juan.
¡A mis brazos fiel amigo!
Decidme, por qué en deshoras,
si aún no apunta la aurora
venís a topar conmigo;
imaginar no consigo
qué hacéis lejos de un diván.
¿Dónde las dieron las dan
y os desairó la novicia?
¿No sucumbió a las caricias
de tan altivo galán?
¡Albricias Diego Tortosa!
te recibo agua de mayo,
pues entró mi alma en desmayo
y arrastro como una losa
la acometida ardorosa
con que profané su altar.
Vi la luz de su mirar
y en su rostro, la ternura,
fueron sus labios cordura
de mi locura sin par.
Apoyado en mi rodilla
hechizado por la luna
con una luz cual ninguna
cubriendo toda Sevilla,
yo quise ser la barquilla…
remero de su convento…
¡Oh qué dulce mi tormento
ya prendido en su semblante!
reconociendo al instante
por su amor mi sentimiento.
Entonces…, a las palabras de amor…
¡sucumbió!
¿Y a tu abrazo…?
¡Se entregó!
¿De sus labios…?
¡la bebí!
¿En tu afán de enamorado…?
¡Amado!
Y…¿qué fue de la pendencia?
¡Mi sentencia!
Y…¿ la apuesta por ganar?
¡A pagar!
¡En su sonrisa viví
y estoy dispuesto a morir
Si no conservo su amor!
Pues,” a quién Dios se las dio
San Pedro se las bendiga”
mas no faltará quien diga
que de nuevo Juan mintió,
y que su amor prometió
a la que del albo asoma;
ya que de Sevilla a Roma
os tendrán por un villano,
y no por diurno milano
conquistado por paloma.
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