quebró la risa del agua,
que el pájaro voló al nido
con pico de grano y ramas.
Desde frondosa arboleda,
oteando una alfaguara
que risueña invita al baño
al dueño de la morada,
piensa el pájaro en furtivas
perfusiones de otras aguas,
mientras vestida de piedra
entre espinos olvidada,
yace la fuente que otrora
fuese fontana de hadas.
En el venero del tiempo,
se silenció su alborada,
que le ha robado el destino
un trino de verde y plata.
